MUTACIÓN ANTROPOLÓGICA


¿Por qué no partir de lo sencillo, como hace el humor ácido de Benigni? Partiendo simplemente de las berenjenas o de una casa, muestra la absurda catástrofe en que nos hemos convertido. Hilarante y a la vez horrible.




La mutación antropológica del capitalismo es expansiva. Aquí vemos en clave de humor en qué nos hemos convertido.

La contrarrevolución que lleva venciendo cincuenta años no consiste esencialmente en un "cambio tecnológico", tampoco en el banal "todo está cambiando", esto son fenómenos ambiguos cuyo signo político es sistémico, no singular. En realidad la contrarrevolución vence en la inapelable asimilación de un mundo hostil. Es esta asimilación interna la que produce una mutación antropológica, imparable ya a principios de los '80, cuando rueda Benigni. En el sentido común hilarante del protagonista reconocemos su abismo insalvable.

Esta mutación consiste 1) en la aceptación del sentido común económico, que encarna el banquero y que se ha vuelto absurdamente lógico, y 2) en la extensión monstruosa de la erradicación del mundo campesino o suproletario al que pertenece el personaje de Benigni, donde dudar de la palabra dada constituía la mayor ofensa, donde los recursos están para ser compartidos, donde las cosas se dan y se devuelven. 

Los efectos que dicha erradicación y aceptación han producido como modificación de la estructura íntima de nuestras vidas son la catástrofe.