El mundo entre los vivos y los muertos.
Ciutat Morta en OVNI 2014 "In Limbo".1ºPARTE
1. In Limbo.
Vivimos en el Limbo, en una ciudad muerta, no porque la catástrofe amenace de todas partes sin terminar de cumplirse, sino porque habitando ya en medio de la catástrofe no sabemos bien qué hacer con ella.
Vivimos en el Limbo, en una ciudad muerta, no porque la catástrofe amenace de todas partes sin terminar de cumplirse, sino porque habitando ya en medio de la catástrofe no sabemos bien qué hacer con ella.
2. El mejor nervio de la fuerza revolucionaria.
Walter Benjamin decía en las "Tesis sobre la historia" que la socialdemocracia, con una idea de la historia que mira hacia las generaciones futuras, bajo el dogma del progreso, había cortado el nervio principal de la fuerza revolucionaria, pues se desaprendía "tanto el odio como la voluntad de sacrificio”. En ese mismo sentido el viejo Marx hablaba de la clase vengadora que llevará a su fin la obra de liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos.
Hoy, sin embargo, la socialdemocracia y el progreso no sólo no dominan la escena política, sino que sólo existen como muertos vivientes, hongos que se pudren en la boca de tantos militantes de buena y de mala fe, reformistas del tiempo. No obstante, la confusión es grande y extendiéndose a través de internet sigue latiendo entre los movimientos y los grupos de izquierda. Por eso hay que agradecer a este documental la apertura en la que Rodri – uno de los condenados en el caso del 4F –, con una pregunta y una respuesta quiebra toda esta confusión:
“¿Justicia? No, yo no espero Justicia. Lo que quiero es venganza. Sólo la venganza devolverá un cierto equilibrio.”También la madre de Rodri afirma más adelante en la película:
“El error ha sido confiar tanto en la Justicia. No pensaba que todo fuera tan cínico.”La verdad es que el orden de este mundo está acabado y la Justicia no es sino barbarie.
En la era de la guerra global contra el terrorismo y del capitalismo desbocado todo el ámbito del Derecho es una broma de mal gusto, un apaño entre amigos, impunidad, y tiranía. El documental del 4F dice con renglones torcidos lo que todo el mundo reconoce rectamente en su corazón y en su estómago, que este mundo es irreformable y que la existencia nos reclama una insurrección. Pero nos resistimos a reconocer esta verdad sensible, esta sensibilidad común, y los movimientos siguen ahondando la confusión creyendo todavía en la Justicia, en el Derecho, en las instituciones, y pretendiendo poder “reapropiárselas” bajo las ideas de constitución y de poder constituyente. No es una ley nueva o una burocracia nueva lo que nos falta, sino una manera de vivir.
Frente a un reformismo que se niega a pensar por miedo a no ser comprendido, en el devenir revolucionario late toda una idea nueva sobre la vida. Y ésta encuentra una palanca para desplegarse en la perspectiva del ajuste de cuentas con un orden que humilla y revienta.
"No hace falta colgar a un banquero una vez has ocupado y destruido el banco, y has subvertido su logística" se dice en las" Primeras medidas revolucionarias".
3. Colonizados.
El documental avanza por los espacios tenebrosos y ordenados que estructuran este vacío enfermo de orden, de obediencia, donde el poder parece ausente detrás de las cámaras y de las puertas de los despachos, disponiendo los ambientes donde tan bien nos auto-gobernamos. Y parece ausente porque, en primer lugar, el poder está dentro de nosotras mismas, estructurando nuestro miedo. El control no está solamente ahí fuera my friend, sino presente como un “estar conectados” que a través de la espina dorsal se ancla en tu culo.
El poder parece ausente, en segundo lugar, porque ya no está tanto en unos Parlamentos títeres de fuerzas oceánicas, como en las infraestructuras mismas que lo conectan con el oceánico espacio metropolitano. Infraestructuras que disponen el orden de las corrientes, de los flujos, de capitales, de vehículos, de energía, de datos, de personas, en Ceuta, en Melilla, en todas partes. Orden que colonizando en Occidente las diferentes dimensiones de la existencia, desde el trabajo hasta los afectos, el lenguaje o nuestro deambular on line o no, hace de nosotras vivientes anestesiadas y como muertas, llevadas de un lugar a otro, nunca presentes pero siempre conectadas, produciendo un valor que se captura cibernéticamente. Hay en este documental una mirada apocalíptica sobre Barcelona y sobre el mundo que la atraviesa, pues, ¿quién está más vivo que Patricia Heras?
4. Ciudad muerta.
“El caso del 4F es como cuando ves aquellas nubes de contaminación sobre la ciudad, es una nube de mierda.” Las imágenes grabadas de manera oculta en las comisarías de los Mossos son una parodia sin gracia de La Naranja Mecánica. Siendo a la vez su continuación, pues la banda de sádicos, al final de la película, se hacían policías (mossos) para poder pegar palizas sin tener ya que ocultarse, como ocurre en Barcelona o en cualquier lugar del planeta. Certeramente se ha dicho que la ola insurreccional que nos ha tocado vivir, y que corre de ciudad en ciudad y de país en país, se juega en un combate contra la policía. Y, sin embargo, la policía es una fuerza que se revela totalmente insuficiente ante una insurrección generalizada. Esta constatación señala los medios que nos faltan, así como la toma de partido que impone el presente.
Esto me trae a la memoria la alegría desbocada que aparece en el documental, durante una fiesta de apoyo a los encausados del 4F, cuando se conoce la noticia de la muerte de Pinochet. “¡Ha muerto Pinochet! ¡Uee!”
5. ¿Cuándo más vivos?
La película empieza como una investigación de cine negro. Un mapa oscuro muestra el recorrido de los hechos de aquella noche, el 4 de Febrero del 2006, el 4F. ¿Pero, quién ha muerto aquí? Es la ciudad. Una metrópolis quebrantada que se lleva por delante la vida de Patricia Heras, un ser habitado por la palabra poética cuya sensibilidad no le deja soportar más un orden desquiciado. Y despiadado. Pero no únicamente porque todas nuestras vidas están condenadas, y lo sabemos. ¿Es que nos hemos sentido alguna vez más vivas que habitando todos esos momentos de excepción que ponen el orden cabeza abajo y que, durante estos últimos años, no dejan de estallar aquí y en todas partes? Las huelgas generales, las plazas, las ocupaciones, los sabotajes, las manifestaciones salvajes... Y sin embargo, construir una fuerza ahí donde vivimos no es algo opuesto a toda la tarea de destrucción que este mundo reclama, es solamente su continuación por otros medios.
6. Un cadáver entre las manos.
Jordi Hereu, Carles Martí, Josep Trías, Joan Clos, la mediocridad de los jefes de la política clásica de esta ciudad son el índice, el signo más claro, del cadáver que tienen entre manos. Barcelona está sembrada de monumentos a personajes esclavistas, que desplegaron en las colonias una brutalidad que hoy retorna sobre nosotras como la imagen impasible de la superficie de un lago: Colón, López, o Güell, cuya impasible serenidad oculta, en la imagen especular que nos devuelven, un fondo de tragedia, un fondo sin fondo en el que cualquiera puede ahogarse sin que nadie se entere. Una especie de fin del mundo vacío, sin ruido y sin escándalo, de tanto ruido y de tanto escándalo.
En estos momentos se precisa la mayor atención para no olvidar que presentarse a las elecciones es insuflar vida a un muerto, es devolver validez a un orden desfasado, es jugar a que devolviendo la vida a Frankenstein no cavamos nuestra propia tumba.
Lo que la situación nos reclama es un desplazamiento estratégico. En La Base, el otro día, lo expresaban bien:
Organizarse en todo lugar, por todas partes, constituir una fuerza para la secesión colectiva respecto al mundo capitalista. Construir autonomía es constituir un mundo, es decir, otra manera de vivir aquí. Una manera de vivir, de tratarse, de cuidar de sí y de las demás, una manera de construir y de luchar, de sentir, de amar. Cumplir este objetivo no significa construir alternativas sino convertirse en revolucionarios.