"Una sola chispa puede incendiar la pradera"


"UNA SOLA CHISPA PUEDE INCENDIAR LA PRADERA"


13.  El hundimiento 


Alquímico será por ejemplo el momento en que la vergüenza nos sea insoportable. ¿No oís como desde el futuro nos preguntan: pero, es que no lo sabíais? ¿Y nosotros, deberemos mentir como los alemanes y afirmar que no-sabíamos? ¿Es que no sabemos de nuestros Lagers, de nuestros campos? Deportaciones, CIE's, controles de identidad aleatorios. ¿No sabemos de la “crisis agrícola mundial” producto de la liberalización de los mercados y las operaciones de deuda? ¿Del papel estructural de las ONGs en el control de la miseria? ¿De la complacencia sistémica con paramilitares y mafias? ¿O acerca de en qué lugares y según qué lógica infame se hacen nuestras ropas y nuestro calzado, ordenadores y teléfonos? —– Pero más cerca. ¿No sabemos de tanta mezquindad cotidiana, de tanta tristeza y absurdo producto del mundo del trabajo y la necesidad de dinero? ¿No sabemos de la frustración de nuestros anhelos? ¿Del trato con nuestras compañeras? ¿No volcamos hacia otros las culpas sin buscar con otros las salidas? ¿No sabemos que nos engañan y nos roban toda la vida, que para ello educamos a nuestras hijos y hemos sido educados? Sí, lo sabíamos. Incluso bajo el supuesto de que la tecnología crea un mundo excesivo, para nuestra percepción, para nuestra sensibilidad. Aunque oscuramente lo sabíamos, pero, hasta ahora el orden del capitalismo democrático daba seguridad – o ilusión de seguridad –, daba un futuro, una vida. Por muy indigente que ésta fuera, era una vida. En una vida de Lager unos son vigilantes y otros prisioneros. Entre los vigilantes hay científicos y policías. Entre los prisioneros, capos que colaboran y muertos vivientes. También hay quien aspira a capo. Hoy, todo esto ha estallado y aflora la podredumbre.
     Alquimia es, en sentido esotérico (oculto), el proceso que conduce a una transformación de la sensibilidad. Es cuando un mundo se hace insoportable a sí mismo.
Entonces, revela su arbitrariedad el orden que distribuye los roles y las posiciones relativas, que sanciona las conductas (normal/anormal), que sostiene (y se sostiene sobre) la red de controles, la continuidad de las coacciones y humillaciones. A partir de ese momento, aparece no ya como orden sino como despotismo y tiranía.
     Es cuando, en la doble vertiente de la soberanía tradicional – el lazo mágico que vincula y el orden legal que estipula –, la ley aparece como tiranía y el lazo mágico pende de un hilo. En esos momentos, si la dimensión técnica, gubernamental, del poder, sigue funcionando; la dimensión teológica se haya en quiebra. La dimensión teológica del poder, que ofrece protección en el tiempo, que da un futuro, que da seguridad, sin hacer propiamente nada, se haya en el presente calcinada.
Cuando algo así ocurre, las convicciones se ven sacudidas, los automatismos se ven laminados por la evidencia del hundimiento de la seguridad. Sea en la Barcelona de 1909 o en la de 2011. Los habitantes de las metrópolis salen a la calle y el horizonte de la Revolución vuelve a levantarse. La abertura de este tipo de situaciones históricas reclama una preparación, una estrategia, una visión.      Esto es algo que sabían los anarcosindicalistas, que crearon frente a la Solidaridad Catalana, Solidaridad Obrera, y después de 1909 la CNT-FAI. Aunque, tampoco ellas y ellos pudieron finalmente decidirse, en 1936, a orientar de modo irreversible la Revolución. Como dice un camarada del norte, no fueron suficientemente anarco-bolcheviques.

 




14.  Han cogido el viento 


Un acontecimiento y su resonancia producen un efecto planetario, conmueven nuestros corazones, irrumpen entre-nosotros actualizando un lenguaje, nuevo y a la vez, absolutamente comprensible, pues antiguo. La insurrección Zapatista en 1994, las semanas insurrectas en Grecia en 2008. Uno inicia el ciclo de luchas de mitad de los noventa, inspira al movimiento antiglobalización, y, aún vivo, vive en nosotras. El otro señala, con su radicalidad y su amplitud, el ciclo de luchas de la crisis, las ocupaciones de plazas, las insurrecciones árabes, en cuyo flujo y reflujo, hoy y aquí, habitamos.
    No queremos decir que sean los únicos acontecimientos ni los más importantes. Hay otros muchos igualmente relevantes, Seattle y Génova, las banlieues francesas en 2005, Oaxaca en 2006, las revueltas en la cuenca minera del sur de Túnez en 2008, la lucha “contra las grandes infraestructuras y su mundo” en el Val di Susa en Italia, en la ZAD en Francia, contra la MAT en Catalunya. Por no hablar de la multiplicación sinnúmero de levantamientos locales, en todos los continentes, por todas partes los últimos años. 

----------------------------------------------------------------------------------------------------

Decimos que señalan una sincronía especial entre los seres y la época. Han cogido el viento, resuenan con todo, conectan con un flujo de sensibilidad que recorre el planeta. Cabalgan los medios técnicos de la civilización capitalista con otros mundos, porque lo que estos acontecimientos señalan es una guerra entre mundos, una guerra entre formas de vida, una guerra entre formas de la potencia común que está lejos de resolverse. 

----------------------------------------------------------------------------------------------------


15.  Las armonías 


La insurrección es un momento privilegiado para la magia. Ahí brillan los encuentros, las miradas que se cruzan por primera vez, la auto-organización que nos desborda siempre. Una sincronía del sentimiento, alegre, que incrementa la potencia de afectar y ser afectado, de hacer y pensar, de vivir y luchar.
     Pero alquímica es también una búsqueda más paciente de ese brillo que es la Revolución. De esa revolución que reduce a la hostilidad ambiente y abre el campo para una nueva forma de vida, sacudiéndose las deudas rituales del pasado, dando espacio a lo más débil y pequeño, afirmando la asociación libre, practicando el comunismo, construyendo la comuna. En ese trabajo encontramos a proyectos de construcción de autonomía, de investigación en tecnologías para la secesión, a proyectos de educación libre o libertaria y a tantos grupos y colectivos que ya han dejado de esperar.



16.  Romper el hechizo


En ocasiones, la fuerza espiritual es ritual o ritualizada (tendremos tiempo en el blog de hablar de ella). Pero, a veces, simplemente se da.
     Una actitud, unas palabras, que rompen el hechizo de la televisión infinita e irrumpen en nuestra percepción interna como un relámpago.





Un fuego brillante que ilumina una alteridad, que afirma una dignidad invencible. Invencible porque en esos momentos se muestra que hay algo más importante que la vida y la muerte. El brillo de una vida común por la que vale la pena morir. 

----------------------------------------------------------------------------------------------------
     No nos referimos a una idea hecha de humo (ilusoria), sino de fuego (ilusionante). Visión (theorein) encarnada en una forma de habitar la tierra, cuyo sabor, cuya tonalidad, cuya belleza, conmueven nuestro ser con la fuerza de los elementos. 
----------------------------------------------------------------------------------------------------







17.  Una constelación 


Hay un camino de ida y vuelta entre la sensibilidad común y la visión (theorein) que puede orientarnos. Un camino que no es tanto el de un individuo privilegiado – aunque todas y cada una de nosotras debamos recorrerlo – cuanto la síntesis de una constelación, construida a partir de ensayos y errores, compuesta por elementos técnicos, prácticos, habitacionales, guerreros, sensibles y, por supuesto también, imaginativos y teóricos.



18.  El flujo y el reflujo 


La sensibilidad común rebelde reclama momentos de excepción para encontrarse, encontrando un brillo y una resonancia que viajarán después por el tiempo y el espacio.
     Momento de excepción o gesto brutal que resquebrajando la “normalidad” abre un espacio-tiempo para la experimentación y el combate. Donde el orden y su distribución inercial de roles, tiempos y ambientes controlados queda en suspenso. Donde se abre, desatándose, un entramado de líneas de fuerza, de actos y encuentros que dividen el tiempo de una vida, pues se hacen inolvidables. Celebraciones de la pura existencia que parecen no terminar nunca. – Y, sin embargo, flujo y reflujo marcan los ritmos de toda realidad terrestre. En este sentido el deseo de revolución que habitamos reclama también momentos de centralidad, para circular, reelaborarse y alcanzar cierta consistencia y densidad por todas partes. Reclama, bajo alguna forma, una nueva Internacional.




19.  La magia de la insurrección 


La fuerza espiritual se da en primer lugar en la insurrección, lo hemos dicho. La insurrección es un momento privilegiado para la magia, para el darse de una realidad transformada en dignidad, rango y belleza, una realidad que no nos separa ni nos deja fuera.
     La potencia de estos estallidos nos invita a una circulación intensa, de seres y de correspondencia, sin embargo, no se trata de perseguirlos hasta agotarnos, buscando, en la espontaneidad de un primer encuentro afortunado lo que solamente el arte de la preparación paciente, de la construcción colectiva y de la lentitud, lo que solamente el arte de la presencia puede darnos: las condiciones para vencer la guerra entre mundos.